Un crimen por hora (1958)

El inspector de Scotland Yard George Gideon comienza su día con el pie izquierdo cuando recibe una multa por infracción de tráfico de un joven policía. A partir de ahí, su "día típico" consiste en enterarse de que uno de sus detectives de mayor confianza ha aceptado sobornos; persigue a un maníaco fugado que ha asesinado a una niña; sigue la pista de una joven sospechosa de haber robado una nómina y, después, ayuda a desbaratar un atraco a un banco. Su largo día termina cuando llega a casa y descubre que su hija tiene una cita con el policía que le ha multado esa mañana.