Borgia (2011)

Era la época de Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel, de creatividad ilustrada y logros intelectuales sin parangón. Pero también fue la época de Maquiavelo, de la anarquía desenfrenada, la guerra incesante y la depravación indecible. En el centro del orden mundial estaba el Vaticano, árbitro de los conflictos entre reinos e imperios. Y en el centro del Vaticano había un hombre cuya búsqueda de poder lo impulsaría a buscar el premio máximo, la santa sede de Roma. Era un hombre cuyo nombre se convertiría en sinónimo de despiadado, y cuyo reinado como Papa sería recordado como el capítulo más infame de la historia de la iglesia católica, Rodrigo Borgia. Sus cuatro hijos -Juan, el mayor, un depredador sexual orgulloso, perezoso y sin escrúpulos; César, un joven dividido entre una fe que no era su vocación y su oscura naturaleza violenta; Lucrecia, una joven que descubre el poder secreto que encierra la sexualidad de una mujer, y Goffredo, un niño inocente que llegaría a la mayoría de edad en una familia desgarrada por los conflictos, supondrían para Rodrigo un reto tan grande como las maniobras políticas de sus rivales políticos y religiosos. Este programa era una serie dramática de una hora que narraba el ascenso al poder de este cardenal español y su clan, que pretendía establecer una dinastía que dominara el mundo entero. Aunque era un hombre de fe, Rodrigo también era esclavo de los placeres de la carne. No sólo tuvo que enfrentarse a las conspiraciones de sus compañeros cardenales y de los representantes de las grandes potencias, sino que se vio inmerso en una lucha por contener las amargas rivalidades entre hermanos que amenazaban con destrozar a su familia. Este espectáculo fue un hervidero de intrigas, violencia, asesinatos, lujuria, política, fe, incesto, traición y redención, una historia tan convincente y esclarecedora como la época en la que tuvo lugar.