Fresas salvajes (1957)

A excepción de su anciana ama de llaves, la Srta. Agda, a la que trata casi como una esposa platónica sustituta, el Dr. Isak Borg, viudo de setenta y ocho años, antiguo médico y profesor, se ha retirado de cualquier contacto humano, en parte por voluntad propia, pero en parte por decisión de otros que no quieren pasar tiempo con él debido a su fría conducta. Está viajando desde su casa en Estocolmo a Lund para aceptar un título honorífico. En lugar de volar, como era el plan original, decide tomar el camino de un día en coche. Le acompaña su nuera Marianne, que se ha quedado con él durante un mes, pero que ha decidido volver a casa. Las numerosas paradas y encuentros en el camino le hacen recordar varias partes de su vida. Las paradas que le hacen rememorar directamente son en la casa de verano de su infancia, en la casa de su madre, igualmente fría emocionalmente, y en una gasolinera en la que los dependientes le elogian como hombre por su trabajo. Pero las vidas de otras personas con las que se encuentran son casi un reflejo de la suya, como los autoestopistas Sara, Viktor y Anders -que le recuerdan a su prima Sara, con la que iba a casarse, a él mismo y a su irresponsable hermano Sigfrid, con el que Sara acabó casándose-, un matrimonio pendenciero, Sten y Berit Alman, y Marianne y su marido y el hijo de Isak, Evald, cuyo matrimonio es tan tenso como el suyo.