Castillos en la arena (1965)

La veinteañera Laura Reynolds (Dame Elizabeth Taylor) es un espíritu libre que cuestiona las convenciones sociales, las leyes y las normas. Artista en apuros, vive en una apartada cabaña junto a la playa en Big Sur con su hijo ilegítimo de nueve años, Danny (Morgan Mason), a quien ha inculcado sus valores. Debido a este cuestionamiento de las convenciones, Laura ha decidido educar a Danny en casa. También debido a este cuestionamiento de la ley, Danny se encuentra con algunos problemas legales, por lo que el tribunal ordena que sea enviado a San Simeón, una escuela cristiana en Monterey, California. Esta orden va en contra de los deseos de Laura. El director de la escuela es el Dr. Reverendo Edward Hewitt (Richard Burton), que intenta convencer a Laura de que San Simeón no es la prisión que probablemente cree que es. Casado desde hace veintiún años con su fiel esposa Claire (Eva Marie Saint), Edward se ha convertido más en un recaudador de fondos a toda costa (para una nueva capilla) que en un educador o sacerdote. A pesar de sus diferencias, Laura y Edward comienzan a enamorarse el uno del otro. Ambos, pero especialmente Edward, tienen que conciliar sus sentimientos por el otro con sus creencias, que aprenden que están más cerca el uno del otro de lo que puede parecer en la superficie. Sus sentimientos también ponen de manifiesto lo que cada uno quiere realmente en la vida, más allá de su suerte actual.