Una cana al aire (1989)

El regreso de Blake Edwards al territorio de los hombres en crisis que exploró en "10" y "Así es la vida", está protagonizado por John Ritter en el papel de un escritor desempleado llamado Zach, que no sólo sufre un bloqueo de escritor, sino que su consumo de alcohol está fuera de control, al igual que su obsesión por las mujeres y, como es lógico, su esposa quiere poner fin a su matrimonio. Para colmo de males, su casa acaba de incendiarse y su agente está llamando a las puertas de la muerte. Pero como se trata de una comedia de Blake Edwards, Zach tiene suficiente encanto y una relativa riqueza para continuar con sus actividades, que el director contempla con un desconcertante distanciamiento. Una de sus amigas prende fuego a su piano, y otra consigue que se ponga un condón que brilla en la oscuridad, lo que le permite entablar un duelo de condones con su celoso novio, también vestido de estrella de rock. Finalmente, Zach recurre al paternal camarero Barney, que debería haber cortado hace tiempo su cuenta del bar, y al psiquiatra Dr. Westford, y ambos le dicen que deje de destruirse a sí mismo con la bebida. Ritter realiza algunos cambios sorprendentemente complejos en esta película salvajemente farsante y, en la batalla de condones, participa en uno de los momentos más divertidos jamás llevados al celuloide, al tiempo que sugiere un nuevo e interesante subtexto.