La chica de mis sueños (2005)

Dylan Jameison, de 16 años, de Marcus Hook (Pensilvania), es un enfermo terminal con tumores cancerosos que se extienden por todo su cuerpo. Ateo convencido, Dylan no cree en conceptos como el cielo, el infierno o la vida después de la muerte. La recepción de un regalo de dieciocho años preparado desde hace tiempo y las crecientes visiones aparentemente reales que tiene de su difunto padre Earl Jameison hacen que Dylan examine al menos estas creencias. Aunque quiere que tenga una vida lo más feliz y cómoda posible, la cariñosa madre viuda de Dylan, Karen Jameison, sigue teniendo problemas para verle como algo más que su hijo de dieciséis años y, por ello, tiene dificultades, por ejemplo, para verle fumar abierta y alegremente la marihuana prescrita por el médico para aliviar las náuseas asociadas a los tratamientos de radiación. United Wish Givers identifica a Dylan como beneficiario de su programa, y su deseo, que la organización ha dispuesto que se conceda, es ir a pescar -un pasatiempo muy apreciado por él con Earl- con el Eagle de Filadelfia Jason O'Malley, su jugador de fútbol americano favorito desde hace mucho tiempo. Después de una reunión de última hora con sus mejores amigos Ricky y Slap, Dylan desconcierta a Karen, Jason y Madelene, la representante de United Wish Givers, cuando, en la rueda de prensa organizada en directo, anuncia que ha cambiado de opinión sobre el deseo que quiere que se le conceda por lo que realmente está en su corazón: un fin de semana a solas con la supermodelo Nikki Sinclair. Detrás de las fotos glamurosas y las apariciones en la pasarela, Nikki, desconocida para Dylan, es una joven con problemas. La agente de Nikki, Arlene, quiere que al menos Nikki haga una breve visita a Dylan como buena publicidad para superar una publicidad recientemente mala y que podría convertirse en una bola de nieve. Nikki está mental y emocionalmente mal preparada incluso para esta breve visita, por no hablar de lo que Dylan realmente quiere, que persigue obstinadamente en sus últimos días. Dylan recibe ayuda directa o indirecta de otros buenos samaritanos que quieren que Dylan tenga esos últimos días felices, incluyendo a Jason, el oncólogo de Dylan, el Dr. Emerson, y un neoyorquino aparentemente omnisciente llamado Babba que, si Dylan se sale con la suya, significa que su último deseo en la Tierra realmente ocurre.