El buen Sam (1948)

Sam Clayton es el director general de los grandes almacenes H.C. Borden and Co. A pesar de su bien remunerado trabajo de gerente, él y su cariñosa esposa Lu viven una modesta existencia con sus dos hijos adolescentes, Butch y Lulu, ya que Sam siempre está ayudando a los demás, emocional, práctica y sobre todo económicamente siempre que puede, que es siempre. Sus maneras de buen samaritano exasperan a unas cuantas personas importantes de su entorno, incluyendo al propio H.C. Borden, que cree que su buenismo es a veces a costa del dinero de la caja registradora de la tienda, y más concretamente a Lu, que cree que la gente se aprovecha de él en general, como atestigua la frecuencia con la que le devuelven el dinero a tiempo, si es que lo hacen, y que sus acciones son a menudo a costa de ella y de los niños. Lu y Sam llevan mucho tiempo soñando con tener su propia casa en lugar de alquilarla como hacen, pero ese sueño siempre se retrasa, ya que, si es necesario, Sam echará mano de su fondo de la casa para echar esa mano financiera, en gran medida sin hacer preguntas. A pesar de amarlo, Lu sólo puede encontrarse con una decepción de más antes de no poder soportarlo más. Si su matrimonio puede sobrevivir a este problema, puede enfrentarse a la prueba definitiva de si alguien le corresponderá en el momento en que Sam lo necesite.