La ciudad de la alegría (1992)

De forma independiente, la familia Pal -los padres Hazari y Kamla, y sus tres hijos Amrita, Shambu y Manooj- y Max Lowe llegan a Calcuta, siendo sus primeras relaciones allí poco positivas. Después de perder su granja en el campo cercano a manos del "prestamista", los Pals están en la ciudad en busca de una vida mejor, sobre todo al querer construir una dote para Amrita que ya está en edad de casarse. Max, un cirujano afincado en Houston que se metió en la carrera por obligación familiar, dejó su trabajo al no poder soportar el desgaste emocional, especialmente por la pérdida de pacientes, y ha venido a Calcuta en busca de la iluminación espiritual. Sus vidas convergen por casualidad en el barrio de chabolas apodado la Ciudad de la Alegría, concretamente en la improvisada Clínica y Escuela de la Ciudad de la Alegría, abierta y gestionada por la irlandesa Joy Bethel, que llegó a Calcuta por capricho y nunca se fue. Mientras los Pals se instalan finalmente en la Ciudad de la Alegría, la propia Joy intenta convencer a Max de que preste sus muy necesarios servicios médicos a la clínica, a lo que él acaba accediendo, aunque a regañadientes, durante todo el tiempo que permanezca en Calcuta, que es más largo de lo que había planeado en un principio, aunque sólo sea por tener problemas para intentar volver a los Estados Unidos. Además de que algunos consideran que Max no tiene un compromiso a largo plazo con el barrio, como los Pals, que ahora son residentes, hay otras dos cuestiones que, combinadas, amenazan la vida de los habitantes de la Ciudad de la Alegría, incluidos Max, Joy y los Pals, y el sustento de la clínica: la ampliación de los servicios para incluir una colonia de leprosos cercana, algunos en el barrio que no quieren asociarse con ellos; y el control del barrio por parte de la corrupta familia Ghatak -el patriarca Padrino, como se le llama, y su hijo Ashok, más violento-, que posee gran parte de las propiedades del barrio, es dueña de muchos de los servicios del barrio (como los servicios de rickshaw, Hazari, que ha conseguido un trabajo como uno de sus conductores de rickshaw) y que exige "dinero de protección" a otros negocios del barrio, como el de la clínica, para mantener la paz.