Una raó per a viure (2017)

En 1958, en Kenia, Robin Cavendish (Andrew Garfield) cae enfermo de poliomielitis a los veintiocho años, poco después de conocer y casarse con su esposa Diana (Claire Foy). Paralizado de cuello para abajo e incapaz de respirar sin la ayuda de un respirador, le dan sólo tres meses de vida. Es repatriado a Gran Bretaña. Al principio está deprimido, se niega a ver a su mujer o a su hijo recién nacido, Jonathan, y desea que le quiten el soporte vital. Sin embargo, Diana insiste y poco a poco su ánimo mejora. Cuando Diana se da cuenta de que puede ocuparse de sus cuidados diarios y sugiere que trasladen a Robin y el respirador a su casa, Robin se anima considerablemente. Por encima de las enérgicas objeciones del administrador del hospital, el Dr. Entwistle (Jonathan Hyde) (que le dice a Diana que morirá si no tiene el respirador durante dos minutos) y con la ayuda de algunos de los otros médicos y enfermeras, Robin es llevado a casa y conoce a su hijo.